En el contexto actual del sector salud, las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) enfrentan múltiples desafíos, mencionando algunos como: presiones financieras, exigencias de calidad y la necesidad de generar confianza tanto en paciente, aliados estratégicos y entidades responsables de pago. Sin embargo, existe un aspecto que muchas veces se pasa por alto: la naturaleza jurídica y organizacional de la mayoría de estas instituciones.
Aunque su razón de ser es la prestación de servicios en salud, no puede olvidarse que en su mayoría las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud – IPS están constituidas como sociedades comerciales, muchas de ellas son de origen familiar. Este carácter determina dinámicas particulares de gestión y sostenibilidad, que hacen indispensable la implementación de mecanismos de gobierno corporativo sólidos y adaptados a su realidad.
No obstante, a lo anterior, es importante tener una visión necesaria hacia el gobierno corporativo en las empresas cuyo objeto social va ligado a la prestación del servicio de salud, entendiendo primeramente que el gobierno corporativo es el conjunto de principios, normas y prácticas que regulan la dirección y el control de una organización, aporta transparencia, eficiencia y sostenibilidad a cualquier tipo de empresa. En las IPS, además de asegurar el cumplimiento de estándares técnicos y regulatorios en la atención médica, resulta crucial para garantizar la continuidad empresarial y la correcta administración de los recursos en este tiempo tan coyuntural para el sector salud.
No podemos dejar de lado, el componente familiar que subyace en muchas de las empresas que conforma la red de prestadores del servicio de salud, por lo que es de suma importancia que establezcan un protocolo de familia regulando las buenas prácticas empresariales para mantenerse y afrontar los cambios abruptos que sufre a diario las empresas en Colombia, en ese sentido dado que muchas IPS tienen una fuerte participación familiar, suelen presentarse riesgos relacionados con:
- Confusión entre los roles de familia, propiedad y gestión.
- Concentración de la toma de decisiones en pocos miembros.
- Ausencia de lineamientos claros sobre sucesión y continuidad generacional.
- Conflictos de interés que pueden afectar la estabilidad de la organización.
Frente a ello, se recomienda la adopción de protocolos de familia, que establezcan reglas claras sobre la participación de los miembros en la empresa, los procesos de sucesión, la resolución de conflictos y la profesionalización de los cargos. Complementariamente, las buenas prácticas de gobierno corporativo como la creación de juntas directivas independientes, comités de auditoría y la adopción de políticas de ética y transparencia, son herramientas que refuerzan la sostenibilidad empresarial.
En este sentido, implementar gobierno corporativo no solo es un asunto de control y administración. Para una IPS, cuyo objeto está directamente relacionado con la salud y la vida de las personas, contar con prácticas sólidas de gestión genera mayor confianza en pacientes, inversionistas, trabajadores y entes de control. Además, fortalece la reputación institucional, un activo estratégico en un sector altamente sensible y competitivo.
Asi mismo, es necesario afianzar la idea, enfocándonos en el propósito de incitar el interés de las empresas pertenecientes al sector salud de la creación de una cultura de eficacia, ecuanimidad y claridad en el manejo empresarial, mereciendo la atención el gobierno corporativo principalmente en la facilidad que da la toma de decisiones en momentos de crisis económicas de las empresas o situaciones que alteran el normal funcionamiento de estas, por lo que instaurar un gobierno corporativo es mediar la crisis y recuperar la confianza reputacional de la empresa.
Partiendo de lo anterior es importante analizar algunas características comunes en buena gestión de las empresas:
- Mantener informados a los accionistas de forma oportuna y clara sobre los cambios materiales o sustanciales en que incurra la sociedad, lo que da armonía entre los socios en la toma de decisiones para afrontar crisis empresariales.
- Incluir sistemas de auditoría claros, independientes y de fácil acceso para todos los accionistas.
- Adoptar un sistema apropiado de administración de riesgos.
Ahora bien, dando un contexto al lado de la normatividad encontramos que la implementación de prácticas de gobierno corporativo en Colombia tienen su inicio en la Resolución 275 del 2001 de la Superintendencia de Valores, hoy en día llamada Superintendencia Financiera, seguidamente se expide la Ley 964 de 2005 del mercado público de valores en la cual se vuelve obligatoria la adopción de prácticas de gobierno corporativo para los emisores de valores, en 2007 se expide la Ley 1122 de 2007, la cual en su artículo 40 literal h, se impone la obligación a la Superintendencia Nacional de Salud de vigilar que las Instituciones aseguradoras y prestadoras del Sistema General de Seguridad Social en Salud adopten y apliquen un Código de conducta y de buen gobierno que oriente la prestación de los servicios a su cargo y asegure la realización de los fines de dicha Ley.
Por esta razón, la Superintendencia Nacional de Salud, por medio de la Circular externa 047 del 2007 en el Capítulo 4 del Título I, emitió un Código de Ética y de Buen Gobierno para ser adoptado por los vigilados. Sin embargo, es necesario ajustar el código existente para que dicho código se ajuste al nuevo modelo de supervisión basado en riesgos que está siendo desarrollado actualmente en la Superintendencia Nacional de Salud.
En este sentido, las empresas pertenecientes al sector salud, deben atender particularidades propias de la naturaleza jurídica de la organización, tal como lo señala el Ministerio de Salud mediante artículo realizado por Ramiro Guerrero, Daniel Andrés Pinzón Fonseca y Andrés Felipe Rojas Nariño, destacando que:
Para desarrollar un nuevo y mejorado código, es importante entender las particularidades de las entidades del sector salud. Maya J.M. (2011) sostiene que “la naturaleza jurídica de las organizaciones de salud permite un limitado papel en la sostenibilidad futura de las mismas, orientándose más hacia el desarrollo de una adecuada gestión, acompañada de su posicionamiento en la sociedad y de su capacidad de atraer a aseguradores y pacientes para que contraten y accedan a sus servicios. Lo anterior ha implicado cambios radicales en la gestión de las organizaciones de salud, obligando a replantear el gobierno, tanto de los hospitales públicos como de los privados con o sin fines de lucro”VIII y afirma que, de no hacerlo, podrían desaparecer del mercado de la salud.
Teniendo en cuenta lo antes dicho, se concluye que las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud no deben concebirse únicamente como prestadoras de servicios en salud, sino también, como empresas familiares con obligaciones de sostenibilidad empresarial y responsabilidad social. En este sentido, el gobierno corporativo, con énfasis en protocolos de familia y buenas prácticas sociales, no es un lujo, sino una necesidad para asegurar la permanencia en el tiempo, la transparencia en la gestión y la confianza en el sector salud.